Anthrax - Sound of White Noise

Qué decir de Anthrax, uno de los 4 grandes del thrash por méritos propios. Prácticamente en un intervalo de cinco años (de 1985 hasta el 1990) dejaron para la posteridad seguramente dos de los mejores álbumes de metal de todos los tiempos, como son Among the Living y Persistence of Time. Si bien éste último arranca empezando la década,  y aún suponiendo una evolución en su sonido, tuve mis dudas entre ambos. Pero creo que es mucho más reseñable su siguiente trabajo, no ya tanto por gusto personal, sino porque supone un punto y aparte claro en su carrera, abrazando nuevas influencias y relegando la etiqueta "thrash" al exilio.

Y todo debido seguramente a la visión inquieta y expansiva de su guitarrista y líder, Scott Ian, quien atisbó los nuevos cambios que se avecinaban en el rock y el metal. En base a ello decide que es hora de modernizar la propuesta de Anthrax  y navegar acorde con los tiempos. Esta metamorfosis profunda comienza por el cambio de vocalista. Toma el relevo del "gallitos" Joey Belladona (a quien sigo prefiriendo, pero porque básicamente está en sus mejores discos) el ex-Armored Saint, John Bush, otro portento vocal que a pesar de moverse también en el terreno melódico, consigue imprimir un plus de agresividad y garra que su predecesor carecía. Belladona estaba bien para los 80, pero su registro sonaba anquilosado y ya no era cool en unos tiempos donde el mainstream lo copaban las incipientes bandas de toda aquella marea difusa que era el rock alternativo. El metal, digamos de pura cepa, y sus bandas de éxito en los 80 comenzaban a estar de capa caída y relegadas al ostracismo. Y por ahí Anthrax vieron una nueva luz. Bajando el registro en todos los sentidos, vocalmente en ocasiones con melodías deudoras de Laney Staley (una sombra alargada para muchos cantantes, pregunten también a James Hetfielfd), se embarcaron en una nueva travesía que duraría hasta principios de la siguiente década.

En base a esto, la música sufrió un cambio en sus cimientos. Ya no hay blast-beats de antaño ni ritmos vertiginosos de doble bombo. Ahora la base rítmica se sustenta en la contundencia de los reinventados riffs de Scott Ian (toca bajar de tono la sexta cuerda), donde impera el groove por encima de todas las cosas. Como mandan los cánones de la época. Seguramente Scott Ian no pasó por alto una nueva camada de bandas, que sólo un año antes habían sacado sus obras definitorias, como Pantera, Helmet (influencias clave en el riffeo), Corrosion of Conformity (Blind) o Faith No More. De esos cántaros se bebieron influencias para dar molde al nuevo sonido.

Quizás de los cuatro grandes, Anthrax fueron los que tomaron el camino más inspirado y consistente, que no menos arriesgado. Pero no sufrieron la presión y la controversia de unos Metallica (Load/Reload), por ejemplo. Por otro lado, Slayer, a pesar de no cambiar drásticamente, comenzaron su travesía por el desierto, (siempre en su infierno particular) del que nunca terminarían de salir, y Megadeth tuvieron sus experimentos fallidos.

En mi opinión, este es un trabajo que aspira al notable, pero sin establecerse claramente. La vuelta de tuerca no fué traumática y enriqueció el espectro musical de la banda. Tenemos ejemplos en los inmensos singles, como  "Only" y "One more Room". Y hasta se permiten el lujo de contar con la colaboración del genial Angelo Badalamenti (compositor fetiche para David Lynch, véase Twin Peaks, Carretera perdida, etc...) en el inspirado "Black Lodge". 

En definitiva, un disco fresco, repleto de groove, y grandes melodías de unos Anthrax renovados, que iniciaron con este Sound of White Noise un nuevo rumbo en su carrera, y que básicamente no abandonarían hasta los tiempos actuales.















 

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